Impresiones de la colección Royal Oak Arcoíris Automático.

Dos conjuntos Royal Oak Automático en oro blanco dede 37 y 41 mm sin precedentes reinterpretan el reloj arcoíris «tradicional» para celebrar el medio siglo de innovación en el diseño del Royal Oak. En lugar de jugar con los tonos iridiscentes en un solo reloj, la Manufactura ha reinventado el arcoíris en conjuntos de diez piezas, cada una de las cuales está decorada con una gema característica en un tono vivo: rojo, amarillo, verde, azul, morado, rosa y naranja, de tal modo que entre todos forman un arcoíris.

Vista de cerca de una esfera del Royal Oak engastada íntegramente con piedras de esmeralda.

A la hora de diseñar los conjuntos arcoíris ha sido esencial encontrar las piedras, los colores y los contrastes idóneos cumpliendo los estrictos criterios de color, claridad y calidad de Audemars Piguet, una tarea nada sencilla, dado que los relojes están cubiertos de 861 gemas del mismo tono (de ~30-47 quilates por reloj) para las versiones de 41 mm y 790 piedras (de ~21-37 quilates) para los modelos de 37 mm.

El rubí, la esmeralda y el zafiro azul, las tres «reinas» de las gemas, marcan el tono de la gradación cromática. Para complementar estos colores intensos, el equipo de gemología y diseño de la Manufactura llevó a cabo una selección de piedras apenas vista en la industria de la Alta Relojería. Tanzanitas, crisoberilos amarillos, turmalinas rosas, amatistas, topacios azules, espesartinas y tsavoritas fueron seleccionadas por sus colores vivos y su pureza. El objetivo era que, colocadas unas junto a otras, formasen un arcoíris harmonioso y expresivo. Cada una de estas diez piezas cuenta su propia historia, vinculada a las propiedades, el color y el simbolismo de la gema correspondiente.

Selección de piedras.

Con estos conjuntos disponibles en dos tamaños, abandonamos los caminos conocidos para crear un arcoíris sin precedentes formado por diez piezas atrevidas, cada una de ellas decorada con una gema diferente. Seleccionamos algunas de las piedras más puras y coloridas del mundo, entre ellas esmeraldas, rubíes, turmalinas, tanzanitas, tsavoritas, crisoberilos y espesartinas. Fue todo un reto, porque teníamos que encontrar alrededor de 800 gemas por reloj, todas exactamente con el mismo color y calidad óptima.

Nathalie Barzilay

Gemóloga en jefe de Audemars Piguet

Vista de cerca de un brazalete del Royal Oak engastado íntegramente con piedras de topacio azul. / Vista de cerca de una caja del Royal Oak engastada íntegramente con piedras de tsavorita azul.

Para armonizar las gemas con la arquitectura de la caja, el brazalete y la esfera del Royal Oak, se han tallado una por una en baguettes de 179 tamaños distintos para los modelos de 41 mm, y 153 tamaños para los de 37 mm. Luego se han pulido a mano para darles ángulos afilados y nítidos.

Vista de cerca de un movimiento automático, calibre 5909.

Con objeto de resaltar el engaste de la esfera, los dos conjuntos de 37 mm y 41 mm están animados respectivamente por los calibres 5909 y 4309, dos movimientos automáticos con horas, minutos y segundos sin indicación de fecha.

Desde su creación, Audemars Piguet ha colaborado con prestigiosas marcas de joyas, como Tiffany, Cartier, Oscar Heyman y Bvlgari para albergar sus movimientos en creaciones únicas de Alta Joyería que resplandecen con diamantes y gemas de colores. Un ejemplo notable es el reloj Tutti Frutti, vendido en 1929 y equipado con el calibre 5/7SB, el movimiento más pequeño jamás producido por la Manufactura. El diseño externo de esta pieza única (con diamantes, esmeraldas, rubíes, y zafiros amarillos y azules) fue realizado por la casa joyera parisina Egouvillon Lafon & Cie Paris (Colección patrimonial de Audemars Piguet, Inv. 1378).

Los años 60 y 70 fueron testigos del desarrollo de relojes muy creativos con esferas de piedra natural. En los catálogos de Audemars Piguet se podían encontrar esferas de ojo de tigre, lapislázuli, aventurina, granate grosularia, ópalo, ónix, rubí, amatista y jaspe, entre otros, a veces en combinación con otras gemas en la caja y el brazalete.

En la década de 1980, la creciente tendencia de los relojes con brazaletes soldados impulsó a Audemars Piguet a abrir su propio taller de joyería y poco a poco a crear internamente relojes engastados distintivos, hasta culminar con su colección de Alta Joyería iniciada en 2013.

El engaste no se ha limitado a estas creaciones únicas de Alta Joyería, sino que hoy sigue presente en las colecciones de Audemars Piguet. Algunos modelos presentan un bisel engastado con diamantes, esmeraldas, rubíes, zafiros, amatistas o piedras color arcoíris, mientras que otros están engastados íntegramente con diamantes o piedras de colores que generan contrastes y efectos iridiscentes.