En el corazón de Le Brassus, el pueblo donde se fundó Audemars Piguet en 1875, el taller de restauración encarna la continuidad de un legado relojero excepcional. Sus artesanos, fieles al principio de originalidad, conservan en la medida de lo posible los componentes originales y realzan la pátina como preciado testigo de la historia del reloj.
Si un elemento debe sustituirse, se realiza fielmente conforme al original. Todos los componentes principales del aderezo (como la esfera, la carrura, el bisel, el fondo o el brazalete de metal) replicados se marcan discretamente con el sello o se graban con una R (de réplica).
El taller colabora estrechamente con los equipos de los archivos y el Servicio al Cliente, y recurre a talleres internos o externos en caso necesario, garantizando en todo momento un estándar de excelencia. Se conserva un historial detallado de todas las operaciones.
El taller de restauración
El taller de restauración lleva a cabo la reparación de los relojes Audemars Piguet creados antes de 1950 o aquellos que carecen de recambios. En él, los artesanos perpetúan día tras día el savoir-faire ancestral necesario para la restauración de las piezas más antiguas.
Nuestros principios fundamentales
Las principales etapas de una restauración
Análisis y Verificación
Restauración y Artesanía
Acabado y Control
Análisis y verificación
La labor de restauración empieza con un proceso que consta de tres fases: identificación, presupuesto y análisis del mecanismo. Los relojeros siguen el rastro de la historia de cada uno de los relojes con la ayuda de los archivistas, evalúan las intervenciones necesarias y definen un protocolo con objeto de asegurar la preservación de los componentes originales.
La identificación
Los relojeros identifican el reloj que deben restaurar con la ayuda de los archivistas. Siguen el rastro de su historia gracias a los registros antiguos y se aseguran de que las posibles transformaciones hayan sido bien documentadas. Pueden servirse de otras fuentes para corroborar su mirada experta: los archivos iconográficos, las colecciones del Musée Audemars Piguet, las existencias de fornituras antiguas y los informes de restauración previos.
El presupuesto
Elaborar un presupuesto puede tardar desde varias horas hasta más de un día en función del estado y la complejidad del reloj. Los relojeros empiezan examinando el aderezo antes de proceder al desmontaje, una labor minuciosa que permite definir las intervenciones necesarias. Se esmeran en preservar o restituir las cualidades originales de los componentes, hasta el punto de que ciertas restauraciones pueden requerir varios cientos de horas de trabajo.
Análisis exhaustivo del mecanismo
Una vez aceptado el presupuesto, los relojeros analizan exhaustivamente el mecanismo y establecen las etapas de la restauración. Definen el protocolo de actuación necesario. Esta se basa en una intervención mínima destinada a proteger los componentes originales y garantizar la duración del mecanismo.
Restauración y elaboración
En la esencia de toda restauración se encuentra el afán de preservar estrictamente los componentes originales. Cuando una de estas piezas no se puede salvar, nuestros relojeros restauradores recrean una versión perfectamente fiel al material, la geometría y los acabados de la época, a partir de los planos o los componentes existentes en nuestros archivos. Acto seguido, el montaje en blanco permite controlar la armonía y el funcionamiento adecuado de las complicaciones antes de proceder a los acabados finales.
Salvaguarda de los componentes
Preservar la integridad de un reloj es siempre la prioridad de los relojeros que restauran cada uno de los componentes con una minuciosidad extrema. Pueden intervenir en la corrosión, reparar los acabados, recrear los ínfimos pivotes o restituir la curvatura y el azul profundo de las agujas. Este paciente trabajo artesanal varía entre horas y semanas.
Fabricación de los elementos de sustitución
Si un componente está demasiado dañado o no es auténtico, los relojeros fabrican una pieza nueva respetando escrupulosamente la geometría y los acabados originales. La realización de un tornillo, aparentemente simple, requiere en torno a una hora de fabricación minuciosa. La de un eje del volante, una pieza esencial y sumamente técnica, puede precisar varios días de trabajo especializado.
Montaje en blanco del movimiento
Tras restaurar los componentes, los relojeros efectúan el «montaje en blanco», una etapa esencial de la tradición relojera que permite controlar el funcionamiento de los mecanismos complicados relacionados con los componentes reproducidos, evaluar el equilibrio de los rodajes y realizar los últimos retoques. A continuación, el movimiento se desmonta por completo para reelaborar, cuando sea necesario, las decoraciones con una delicadeza extrema, antes de limpiarlo y montarlo meticulosamente con los últimos ajustes de precisión.
Acabado y control
Tras una limpieza minuciosa, el movimiento se vuelve a montar y se ajusta con una precisión absoluta para garantizar la perfecta coherencia de todas sus funciones. Una vez encajado, el reloj se mantiene en observación durante varios días a fin de garantizar una fiabilidad impecable. Toda restauración termina con la redacción de un informe detallado, conservado en nuestros archivos como un valioso rastro de la historia de la pieza.
Ensamblado y control
Una vez decorados, los componentes se limpian y se ensamblan meticulosamente. Los relojeros aplican los puntos de lubricación necesarios para reducir la fricción y el desgaste, antes de proceder al encajado. El reloj completo se controla posteriormente durante varios días, a fin de verificar todas y cada una de las funciones y los detalles, y recuperar así un rendimiento cercano al original.
El aderezo
La caja, la esfera, las agujas, la corona y el brazalete que constituyen el «aderezo» de un reloj acusan el paso del tiempo. Su restauración exige la intervención de artesanos especializados, capaces de devolver todos los detalles a la vida con precisión. Los archivos históricos también ayudan a recrear el espíritu y la apariencia originales de ciertas piezas, especialmente la esfera.
«Refrescado» (pulido ligero)
Destinado a restablecer el brillo y las proporciones de los componentes, el «refrescado» preserva la pátina que confiere carácter y autenticidad al reloj. Se aplica a los elementos oxidados o modificados. Las partes sin decoración se pulen mecánicamente, mientras que las zonas delicadas, guilloqueadas o grabadas se someten a un pulido manual de extrema precisión.
Los acabados de los componentes
Los acabados decorativos se tratan con máximo esmero, adaptado al estado y el material de los componentes. El acero pulido o satinado se corrige si el desgaste o la corrosión lo exige, y las aleaciones delicadas se reparan meticulosamente. Los motivos tradicionales, creados con métodos artesanales, se mantienen fieles a los criterios de excelencia de la alta relojería.
Control y consejos de uso
Un reloj antiguo debe manipularse con gran precaución. Sin juntas de hermeticidad ni sistemas antichoques originales, resulta especialmente sensible. Su durabilidad depende de un mantenimiento minucioso. Audemars Piguet recomienda realizar una revisión cada 5 años e invita a acudir al taller lo antes posible ante la aparición de un signo de mal funcionamiento.
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