En el transcurso de su historia, Audemars Piguet ha experimentado con nuevos materiales y formas para crear una estética vanguardista. Gracias a la meticulosa labor de sus artesanos, los materiales se han ennoblecido y se han ganado un merecido puesto en el mundo de la relojería.
El oro, un metal noble por excelencia, ha ocupado un lugar primordial en las civilizaciones desde tiempos antiguos. Excepcional, brillante, no corrosivo y biocompatible, el oro encarna la riqueza, el éxito y el resplandor del Sol. Las herramientas empleadas para moldear, grabar y engastar el oro no requieren metales sumamente duros ni máquinas sofisticadas, sino que se basan en la artesanía ancestral.
Desde los inicios de la compañía, los artesanos de Audemars Piguet han empleado este metal precioso para crear relojes refinados que fusionan a la perfección elegancia atemporal y precisión duradera.
Introducido en la década de 1910, el acero inoxidable pasó a ser el metal elegido para los relojes deportivos unas décadas después. Sin embargo, este metal apenas accedió al ámbito de la Alta Relojería hasta 1972, cuando Audemars Piguet lanzó el Royal Oak 5402 en respuesta a los nuevos estilos de vida imperantes.
Su complejo diseño y su refinado acabado a mano elevaron el acero al estatus de material noble y abrieron nuevos horizontes para todo el sector.
Desde la llegada del tercer milenio, Audemars Piguet experimenta con la cerámica, un material de alta tecnología ligero, y resistente al desgaste y los arañazos. Aunque la composición exacta de la cerámica de Audemars Piguet se mantiene celosamente en secreto, en ella se mezcla polvo de óxido de zirconio con un aglutinante especial. Para obtener su color homogéneo, el material se sinteriza a una temperatura superior a los 1.000° C.
Cada uno de los componentes se somete a continuación a un proceso previo de pulido y satinado. Líneas, ángulos y cantos se acaban meticulosamente a mano con la alternancia de superficies satinadas y pulidas emblemática de la Manufactura. Este minucioso proceso saca a relucir la singularidad del material y su color, a la vez que despliega todas sus sutilezas.
Ampliamente utilizado en las industrias aeroespacial, automotriz y de defensa, el carbono se caracteriza por su resistencia, dureza y ligereza. La primera versión, utilizada en relojería desde 1998, es similar a un tejido. Las largas fibras se entretejen para formar una superficie sumamente resistente. Audemars Piguet empleó esta técnica por primera vez en 2004 para el bisel del Royal Oak Offshore Juan Pablo Montoya (26030RO). En 2007, la Manufactura introdujo el carbono forjado en el universo de la relojería, un material que se había utilizado previamente en las palas de los rotores de los helicópteros. El carbono forjado se distingue del carbono convencional en el sentido de que se colocan hilos de carbono más cortos de forma aleatoria en la resina, lo que proporciona una resistencia a la torsión óptima en todas las direcciones.
En 2024, Audemars Piguet fue un paso más allá y lanzó un nuevo carbono forjado de color vanguardista creado en sus talleres de I+D. A diferencia de las generaciones anteriores de carbono, la tecnología Chroma Forged Technology (CFT) de la Manufactura permite colorear directamente las fibras de carbono en lugar de la resina, y disponerlas libremente en el componente producido, lo que abre nuevas posibilidades creativas. Este carbono CFT no poroso también ofrece una resistencia sin precedentes a la humedad, al calor y a los impactos.